Se dice que para ganar, antes hay que aprender a perder.
Cuando pierdes, pueden ocurrir dos cosas:
La primera, la más fácil y cobarde: Enfadarse, resignarse y tirar la toalla.
O bien, la segunda: No darse por vencido por nada del mundo. Persistir, perseverar e insistir hasta el final. Considerar que se ha perdido una batalla, pero nunca la guerra. Examinar lo que debería haber ocurrido, lo que realmente ocurrió y los cambios que deben hacerse la próxima vez para que todos estos errores no se repitan.
Reconocer con humildad que el rival fue superior debe ser el primer paso y estamos de acuerdo, pero en este caso consideramos que no fue así, se perdió por errores puntuales y no por la globalidad de un juego colectivo. Fue un partido amistoso donde el rival supo aprovechar nuestras novatadas, un idóneo toque de atención y una lección muy útil de cara al futuro. Incluso podríamos hablar de una derrota necesaria, donde a raíz de ésta, el equipo mejorará.
Vayamos a la crónica:
Primer cuarto igualadísimo. Empezamos perdiendo e ipso facto empata Julen. Se repite la historia, termina el primer cuarto y 2-2. El resto del partido se sucede de modo similar, el rival aprovecha nuestras inocentadas en defensa y se situa dos goles por delante. Nosotros intentamos combinar para salir al ataque, pero nos cuesta mucho sacar el balón con fluidez. La transición defensa-ataque es lenta y arriba nos faltan tanto apoyos como movilidad. Final del partido: 4-7, una derrota motivadora.
Conclusiones:
- Practicar mucho más la salidad de balón desde el portero.
- Trabajar con ahínco los movimientos del equipo como un bloque compacto, es decir, atacamos todos como defendemos todos.
- Contragolpes con superioridad. No podemos depender ni de los goles de Julen ni de chutes aislados desde larga distancia. Los contraataques tienen que involucrar a todo el equipo.
Los mejores:
- Mateo
- Chadi
- Àngel
- Julen
Ha llegado la hora de la verdad, hemos llegado a la semana del inicio de Liga.
A tope chicos!
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